Muy remotamente existían en la India unos habitantes autóctonos identificados con los dravídicos y con las poblaciones del valle del Indo, que son llamados prearios porque ya habitaban estas regiones antes de la llegada de los arios, que sucedió aproximadamente unos dos mil años antes de Cristo.
Excavaciones arqueológicas han sacado a la luz vestigios que datan de unos 5.000 años de antiguedad, encontrando diversidad de utensilios, figuras de terracota, sellos con inscripciones y estatuillas que representan a hombres en la conocida postura yóguica de meditación. El culto a la divinidad también estaba muy extendido, encontrándose inscripciones con la figura de un dios muy similar a como es representado en muchos templos, aún muchos siglos después, representando a Shiva, una de las principales divinidades hindúes.
Todo esto hace pensar que el Yoga se asienta en una cultura milenaria que, al fusionarse con la raza aria de más de diez mil años de antigüedad, y que según algunas opiniones, proviene de otra civilización mucho más antigua y desaparecida llamada Lemuria, marca el comienzo de la tradición que hoy conocemos como hinduismo.
También es interesante saber que los arios no solamente se afianzaron en la nueva tierra y que de ellos descienden sus actuales pobladores sino que, una parte vinieron a Europa y las diferentes tribus como los iberos, los celtas, los griegos, los latinos, etc., fueron sus descendientes. Así pues, no somos tan ajenos a esta cultura ancestral.
Los arios aportaron a los habitantes del Indo la lengua sánscrita y empezaron a recopilarse unos conocimientos basados en la noción de la divinidad, mediante himnos y plegarias, y fueron llamados los Vedas (de la raíz sánscrita vid, saber).
Según la tradición, estos textos fueron revelados a los antiguos sabios llamados rishis, por inspiración divina.
Los Vedas constituyen la base del hinduismo, siendo escritos en sánscrito antiguo y manteniéndose como una referencia revelada, por todas las tradiciones o sistemas filosóficos posteriores.
Patanjali |
Los Yoga Sutras de Patanjali es el primer escrito en el que se recogen de manera ordenada las enseñanzas del Yoga.
Patanjali recogió unas enseñanzas doctrinales y técnicas yóguicas que ya habían sido verificadas por su efectividad, mediante la experiencia de muchos siglos, desarrollando el Ashtanga Yoga o Sendero Óctuple. Este sendero muestra ocho etapas que es necesario recorrer para avanzar a través del Yoga, armonizando de manera integral todos los aspectos del ser.
Yoga se puede definir como el conjunto de técnicas que conducen al perfeccionamiento de todos los componentes del individuo, pero también llamamos Yoga al estado de realización absoluta que recibe el nombre de Samadhi.
El Yoga siendo una ciencia práctica, adaptable y precisa, se convierte pues, en una valiosa ayuda práctica y eficaz en la vida cotidiana, dándonos herramientas verificables que nos beneficiarán con sus efectos saludables, permitiéndonos afrontar con respuestas positivas cualquier problema o dificultad que nos surja en el camino, posibilitando su solución.